Entre pertenecer y ser yo: el dilema de aceptarnos como Personas Altamente Sensibles
- Natalia Ulloa Inostroza
- hace 6 días
- 3 Min. de lectura
Muchas PAS me comparten una sensación recurrente:
“Es como si no encajara en ninguna parte”.
"Igual me siento como 'sin pertenencia'".
"A veces siento que no calzo en ningún lado".
Desde nuestra infancia hasta la adultez, vivir con una sensibilidad más aguda significa experimentar el mundo de una manera distinta a la mayoría. Percibir con tanta profundidad, emocionarse con intensidad y necesitar ritmos diferentes suele generar la sensación de desconexión con el entorno, incluso cuestionar nuestro propio valor por no encajar en los estándares de rapidez, fortaleza o indiferencia que muchas veces se premian socialmente.
Esta vivencia, repetida a lo largo de los años, puede calar en la identidad: hacer que nos percibamos como diferentes en un sentido negativo, como si estuvieramos en falta, en vez de reconocer que esa diferencia es, en realidad, parte esencial de nuestra naturaleza.
¿Por qué nos pasa esto?
Porque nuestra biología sensible se encuentra en un entorno que rara vez está preparado para sostenerla. El contraste entre lo que somos y lo que se espera de nosotras es lo que genera la vivencia de estar fuera de lugar.
En algunos casos, el trauma también juega un rol importante: experiencias de rechazo, invalidación o soledad en la infancia pueden intensificar la sensación de diferencia, haciendo que lo que en esencia es una cualidad se viva como una carga o un error.
El impacto en la identidad
Sentirse diferente, en este aspecto, puede afectar directamente nuestro sentido de identidad.
Crecer con mensajes como “eres tan exagerada”, "eres muy sensible”, "no se te puede decir nada" o "todo te lo tomas a pecho", entre tantas otras frases dejan huellas en la forma de pensarnos a nosotras mismas: dudamos sobre la propia valía, sensación de no pertenencia, dificultad para confiar en las propias necesidades.
En psicología sabemos que la identidad se construye en gran medida en relación con otros. Si esas miradas no reflejan aceptación, es natural que surja una identidad frágil o marcada por la sensación de “rareza”.
Un giro posible: de diferencia a singularidad
La buena noticia es que aquello que puede sentirse como “desalineado” con lo que hace el mundo, también puede convertirse en nuestra brújula interna:
Profundidad: capacidad de reflexionar y ver más allá de lo superficial.
Autenticidad: cuestionar normas que no resuenan contigo.
Sensibilidad social y ética: captar injusticias, incoherencias o la necesidad de cuidado.
Cuando dejamos de forzarnos a encajar y empezamos a abrazar nuestro rasgo, lo que antes era dolor se transforma en identidad genuina.
¿Cómo sostenernos en esta diferencia?
1️⃣ Crea espacios de pertenencia reales.
Busca grupos, comunidades o personas que compartan sensibilidad, valores o intereses similares.
Participa en círculos donde puedas expresarte sin juicios y sentirte comprendida.
2️⃣ Elige relaciones con consciencia.
Observa qué personas te recargan y cuáles te drenan.
Prioriza vínculos donde tu sensibilidad sea valorada, no cuestionada.
3️⃣ Valida tu forma de estar en el mundo.
Recuérdate que no necesitas seguir el ritmo ni las normas de la mayoría para tener valor.
Haz pequeñas afirmaciones diarias: “Mi forma de sentir es válida”, “Mi ritmo tiene sentido”.
4️⃣ Conecta con tu cuerpo y emociones.
Realiza prácticas somáticas: yoga suave, respiración consciente, caminatas en la naturaleza. Lo que resuene contigo y con tu cuerpo sensible.
Toma nota de cómo reacciona tu cuerpo a distintas situaciones: cansancio, sobreestimulación, alegría.
5️⃣ Explora tu mundo interno.
Journaling: escribe sobre tus emociones, deseos y descubrimientos.
Terapia o mentoría: espacios seguros para integrar experiencias y resignificar la diferencia.
6️⃣ Agradece tu singularidad.
Cada rasgo que te hace diferente puede convertirse en tu fortaleza o propósito. Ojo aquí!
Haz un “ritual de reconocimiento”: al final del día, anota 1–2 cosas que tu sensibilidad te haya permitido percibir, crear o comprender.
7️⃣ Establece límites claros y amorosos.
Aprende a decir y decirte “no” cuando algo excede tu capacidad emocional o sensorial.
Protege tus tiempos de recuperación sin culpa: tu energía es valiosa.
8️⃣ Celebra los pequeños logros de autenticidad.
Cada vez que actúes conforme a tu sensibilidad y no por presión social, tómalo como un logro.
Reconocer estos momentos refuerza tu identidad y sentido de pertenencia interna.

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